Cuentos del mundo explicados por nuestros estudiantes de español
Escuela Mediterraneo Tandem Barcelona
Dicen que en la vida cada vez escribimos con menos frecuencia y textos más cortos.
Muchos de nuestros estudiantes piensan “¿Para qué tengo que escribir en español si ni siquiera escribo casi nunca en mi idioma?”.
Aquí tienes dos razones por las que escribimos en clase de español en la Escuela Mediterraneo Tandem Barcelona:
todavía hay documentos reales que necesitamos escribir en la vida real y es importante aprender a hacerlos en español: por ejemplo, las cartas de solicitud de trabajo en un nivel formal y en un nivel informal los Whatsapp u otro tipo de mensajes instantáneos.
escribir es un sistema super útil para revisar estructuras y vocabulario vistos en clase. Es muy bueno para aprender porque tenemos tiempo de pensar en lo que queremos decir y cómo queremos decirlo.
Además, no siempre hay que escribir solo, si escribo un texto en parejas en clase puedo aprender mucho y además divertirme. Y también puedes escribir textos de tu país, pero en español y compartir tu cultura con todos tus compañeros y tu profesor.
Aquí puedes leer en español cuentos típicos de Rusia, Kazijastán, Japón, Pakistán y China que han escrito los estudiantes del Curso de Lengua Española A2 de la Escuela Mediterraneo Tandem Barcelona. También puedes ver los cuentos en Youtube.
Ta-in Ta-na
(El abuelo In y el abuelo Na)
(Escrito por Venus, estudiante de Japón de la Escuela Mediterraneo Tandem Barcelona)
Había una vez dos abuelos que eran muy amigos, sus nombres eran In y Na. Siempre salían a pescar juntos y todo lo que pescaban lo compartían, eran muy buenos amigos.
Un día tuvieron la idea de pescar separados para poder pescar más. Al final del día, el abuelo In no pescó nada, en cambio el abuelo Na había pescado un gran tiburón.
El abuelo Na decidió compartir el tiburón, pero se quedó con la mitad más grande, la que tenía la cabeza, pero el abuelo In también quería esa parte y empezaron a discutir.
Un vecino que pasaba por ahí decidió ayudarles a repartirse el tiburón con la condición de aceptar su reparto. Lo cortó en tres trozos dándole al abuelo Na la cabeza por haberlo pescado, al abuelo In la cola y él, por haber ayudado, se quedó con el trozo del medio, que era el más grande, por eso In y Na siempre compartieron y nunca más discutieron.
Moraleja: No seas avaricioso.
Kolobok (колобо́к)
(Escrito por Vardan, estudiante de Armenia de la Escuela Mediterraneo Tandem Barcelona)
Vivían en un pueblo un abuelo con una abuela. Y una vez dijo el abuelo a la abuela:
-Prepárame un panecillo kolobok, redondito y bonito para comérmelo con la leche.
-Vale, vale -dijo la abuela- y preparó en el horno un panecillo redondo y bonito de harina, leche y huevos, dulce y sabroso. Puso el panecillo en la ventana para que se enfriara, pero el panecillo se aburría en la ventana, saltó a la calle y se escapó de los viejos.
Rodó por un caminito en un bosque…, y de repente se encontró con un conejo:
-Kolobok, kolobok, ¡qué bonito eres, te voy a comer.
-No me comas, conejito, te cantaré una canción muy bonita.»Soy kolobok, kolobok, soy bonito, sabrosito, me he escapado del abuelito, me he escapado de la abuelita y de ti, conejo, me escaparé».Y se escapó del conejo.Rodó, rodó kolobok por el bosque y de repente se encontró con un lobo:
-Kolobok, kolobok, ¡qué bonito eres, te voy a comer.
-No me comas, lobo, te cantaré una canción muy bonita.»Soy kolobok, kolobok, soy bonito, sabrosito, me he escapado del abuelito, me he escapado de la abuelita, me he escapado del conejito y de ti, lobo, me escaparé».Y se escapó del lobo.Rodó, rodó por el bosque kolobok y de repente se encontró con una zorra:-Kolobok, kolobok, ¡qué bonito eres, te voy a comer.
-No me comas, zorra, te cantaré una canción muy bonita.»Soy kolobok, kolobok, soy bonito, sabrosito, me he escapado del abuelito, me he escapado de la abuelita, me he escapado del conejito, me he escapado del lobo y de ti, zorra, me escaparé».-¡Oh! ¡Qué música tan bonita, kolobok!, pero es que oigo mal y no he entendido las palabras. Ponte, por favor, en mi nariz para que te pueda oír mejor.Kolobok saltó a la nariz de la zorra y la zorra, ¡ñam!, se lo comió.
La historia del Año Nuevo Chino
(Escrito por Xiaoxiang, estudiante de China de la Escuela Mediterraneo Tandem Barcelona)
En la antigua China había un monstruo llamado “Nian” (que significaba año). El monstruo tenía cuernos en la cabeza, era muy feroz y vivía en el mar profundo. Cada Año Nuevo Nian iba al pueblo y comía los animales, la comida, la gente. Por eso cuando era Año Nuevo, la gente dejaba el pueblo y se iba a la montaña para evitarlo.
Ese año la gente estuvo preparado las cosas para ir a la montaña. En ese momento un señor de pelo blanco fue al pueblo porque quería pasar la noche ahí. Pero esa noche Nian iba a ir al pueblo, entonces la gente salió y solo se quedó el señor.
En esa noche, cuando Nian fue al pueblo como cada Año Nuevo, quería comer la comida del pueblo, pero el señor puso petardos, fue afuera de la puerta y llevaba ropa roja. El monstruo Nian no pudo moverse y después él se escapó. El señor se fue riendo.
Al día siguiente la gente volvió al pueblo, estaba sorprendida, el pueblo estaba igual que cuando habían salido, pero lo tenía casi todo con papel rojo. La gente supo que el monstruo Nian tenía miedo a las cosas rojas como la ropa, el fuego y la voz alta. El señor que los ayudó era un dios.
Desde ese año los chinos ponen papel rojo en los muros y tiran petardos cada año nuevo.
El astuto Aldar-kose
(Escrito por Gaukhar, estudiante de Kazajistán de la Escuela Mediterraneo Tandem Barcelona)
bai: una persona muy rica
aul: un pueblo
Vivía en una aul el astuto Aldar-kose. Sus ojos eran afilados, sus piernas rápidas, sus brazos ágiles y su mente aún más rápida. A Aldar-kose le gustaba bromear y reír, especialmente sobre los tontos y los tacaños. No tenía riquezas, pero con astucia hizo su propia cena.
Zhatyr-bai era una persona ambiciosa y estúpida. Sus rebaños eran grandes, los empezabas a contar al amanecer y terminabas al atardecer. Llegó a él, de alguna manera, Aldar-kose y le dijo:
-Venerable bai, tengo dos rublos, pero no tengo donde guardarlos. Camino, tengo dinero en mi mano, mi mano está cansada y quiero deshacerme de este dinero. ¿Puedes ayudarme?
-Vamos, vamos, te ayudo. – Bai estaba feliz. – ¿Dime cómo?
-Véndeme un cabrito por dos rublos», dijo Aldar-Kose.
Pensó Bai: «Bueno, te lo puedo vender». Cogió a un cabrito cojo, delgado, casi vivo, que estaba a solo dos días antes de su muerte y se lo dio a Aldar-Kose:
-Tómelo, aunque es una pena regalarlo. Un buen cabrito. Dame los dos rublos.
Aldar-Kose tomó al cabrito y guardó el dinero en su puño:
-Sabes qué, respetable Bai. Cambié de opinión. Toma dos rublos y el cabrito del trato y dame un corderito.
Bueno, un buen intercambio, -pensó Bai- dos rublos e incluso el cabrito- y fue a coger un corderito. Cogió el más pequeño y se lo dio a Aldar-kose:
-Aquí, tómalo. Un buen corderito. Dame dos rublos y un cabrito.
Aldar-kose tomó el corderito, pero no le dio a Bai ni el dinero ni el cabrito.
-Sabes qué, respetable Bai, cambié de opinión. Toma dos rublos, un cabrito y un corderito y dame una cabra.
-Un buen intercambio, -pensó Bai- Dos rublos, un cabrito y un cordero. Fue a coger una cabra. Cogió la más delgada y se la dio a Aldar-kose.
-Aquí, tómala, es una buena cabra. Dame dos rublos, un cabrito y un corderito.
-Espera, espera, respetable Bai -dijo Aldar-kose. Cambié de opinión. Toma dos rublos, un cabrito, un corderito y una cabra y dame solo un carnero, pero déjame elegirlo.
-Este intercambio es más rentable que todos los demás -pensó Bai encantado-. Dos rublos, un cabrito, un corderito y una cabra. ¡Y todo por un carnero! Y le dijo a Aldar-kose:
-Bueno, elige.
Aldar-kose eligió el carnero más grande y gordo y a cambio le dio a Bai dos rublos, un cabrito, un corderito y una cabra. Se echó al carnero sobre sus hombros y se fue, y bai Zhatyr riéndose, frotándose las manos, dijo:
-¡Bueno, qué tonto es Aldar-kose! ¡Tanto dio por solo un carnero!
Así que Bai no entendió que él había sido el engañado.
La codicia del león
(Escrito por Hesheng, estudiante de China de la Escuela Mediterraneo Barcelona)
Antes había un león en el camino y vio a un conejo que estaba durmiendo y se lo quiso comer, pero cuando se lo iba a comer, vio a un ciervo. El ciervo era más gordo que el conejo y corrió hacia el ciervo sin pensar. El conejo se despertó y se escapó. El león corrió con mucho esfuerzo pero no pudo alcanzar al ciervo. Cuando volvió, el conejo se había escapado. El león suspiró y dijo: «Me he equivocado».
León y ratón
(Escrito por Iqra, estudiante de Pakistán de la Escuela Mediterraneo Tandem Barcelona)
Había una vez un león durmiendo en una selva. Un ratón comenzó a saltar sobre el león y el león despertó debido a su salto. El león se enojó y le dijo al ratón que se lo iba a comer. El ratón le suplicó que por favor dejara que un día pudiera ayudarlo en algo. El león se rió de él y le dijo: ¡Qué broma!, pero lo dejó libre. Después de dos días, un cazador entró en la selva y el león quedó atrapado en su trampa.
El león comenzó a pensar que iba a morir, pero llegó el ratón y cortó la red de la trampa e hizo huir al león.
Moraleja: Nadie es inútil.
Kasa-jizou
(Escrito por Miho, estudiante de Japón de la Escuela Mediterraneo Tandem Barcelona)
kasa: sombrero de paja antiguo
Jizou: escultura budista protectora de niños
Hace mucho mucho tiempo. Había una pareja de abuelos muy pobres pero muy amables. Era fin de año y había una tormenta de nieve. Los abuelos no tenían dinero para celebrar el año nuevo. Entonces hicieron cinco sombreros (kasas) y el abuelo fue a venderlos.
Mientras el abuelo iba a la ciudad la nieve cada vez era más fuerte. Después de un rato, en medio del camino encontró seis jizous. Los jizous se ponían la nieve encima. El abuelo dijo “oh seguro que tienen frío debajo de la nieve”. Entonces el abuelo les puso los sombreros que tenía para vender en los jizous. Pero..tenía cinco sombreros. Faltaba uno.. Él pensó y le puso una toalla que llevaba al último jizou y volvió a la casa.
Cuando llegó a casa, le contó a la abuela todas las cosas que habían pasado. “¡Qué bien hiciste!” la abuela le dijo. Ella también estaba contenta. Esa noche, cuando estaban durmiendo oyeron algo extraño.
“vamos vamos~♪”
“dónde está su casa~♪”
“vinimos a dar unos regalos~♪”
De pronto ese sonido se detuvo en frente de la casa. Abrieron la puerta con miedo y miraron fuera y había un montón de dinero y arroz.
Y en la lejanía, vieron de espaldas a seis jizou.
Esperando conejo en un tocón
(Escrito por Qiwen, estudiante de China de la Escuela Mediterraneo Tandem Barcelona)
Había una vez un campesino que trabajaba mucho. Empezaba a trabajar cuando salía el sol y terminaba cuando caía el sol cada día. Aún así solamente podía alimentarse en los años que había buena cosecha por eso quería mejorar su vida, pero era muy perezoso, por eso siempre esperaba un milagro.
Un día, mientras trabajaba, algunos cazadores estaban cazando, por eso un conejo chocó contra un tocón que estaba cerca de él y murió. Así que el campesino pudo comer carne esa noche. Después no quiso trabajar más y solamente se quedaba al lado del tocón para esperar algún animal tan desafortunado como el conejo. Al final, se murió de hambre.
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